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jueves, 8 de noviembre de 2012

Un plan con nombre argentino y nadar contracorriente.

Puede parecer paradójico que esté ocurriendo una disminución efectiva del número de desplazamientos en coche y, en lugar de aprovechar la ocasión, se subvencione la compra de uno.
Puede parecer igualmente paradójico que, en tiempos de crisis y cuando se supone que no hay dinero para ayudas sobre bienes de primera necesidad (vivienda, sanidad, educación...), se prime un bien que, en la mayoría de los casos, es un artículo prescindible de lujo, y se cobre y "recobre" por los demás.
Sigue siendo una paradoja que se suba de forma desorbitada el precio del transporte público, que no se promocionen y subvencionen los desplazamientos en transporte no motorizado y se cree el plan "pive" para seguir promocionando el tráfico contaminante y que colapsa las ciudades, pagado del bolsillo de todos (otro "copago").
No deja de sorprender que se nos pretenda vender la moto de que la industria del automóvil juega un papel muy importante en la economía de este país, cuando todas nuestras factorías dependen de multinacionales extranjeras amantes de la deslocalización y que venden la mayoría de su producción en el extranjero. Teniendo en cuenta que la industria del automóvil supone alrededor del 10% del P.I.B. de España y que la industria turística aporta la misma cantidad (la primera bajando y la segunda en auge), ¿por qué si tienes un establecimiento turístico y quiebras te ignoran y no te ayudan y si está relacionado con el mundo del automóvil sí? ¿No suena a lobby e intereses ocultos cuando se pretende engañar con beneficios para todos? ¿Por qué tengo que pagarme mi bicicleta íntegramente y estar pagando una parte del que se compra un coche y si pongo un negocio y no sale adelante nadie me echaría una mano?
Dinamarca graba con un 180% de impuestos la compra de un vehículo y se siguen vendiendo. El que lo quiera, que lo pague.
Primero Londres, Livorno (en Italia)... y ahora París, imponen tasas de uso y accesos al centro. El que quiera contaminar que lo pague. Y aquí, se sigue primando el vehículo privado bajo la promesa de generar empleo, cosa que, a la vista está, no se está produciendo.
En España, ¿dónde va Vicente? Nadando contra corriente...

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